lunes, 17 de agosto de 2015

Entre pistolas y rosas, hípsters analfabetos, niños de papa y vaginas Lacoste



Escucho a los Guns´n roses en estos tiempos de hípsters rancios y musicólogos de las rarezas de las rarezas, de esos artistas que si se conocen mucho, ya no les gustan tanto porque entonces ya “no molan”. 

Puede que el cabrón de Axl Rose no sea un ejemplo de persona, ni de profesional en sus conciertos, pero aunque lo vi gordo, en la cuesta debajo de su carrera, sin  Slash, sin gallumbos apretados y descamisado, en baja forma, muy lejos de su figura y baile casi reptiliano; joder, era el puto Axl Rose. Y ese concierto se grabó en mi mente como las buenas películas. Aun siendo unos Guns descafeinados estaba él, la voz más reconocible del rock sucio y el artífice del mejor disco de rock de los 80-90 y todos los años venideros, “Appetite for destruction”, y como no, las balas de oro por canciones que tenían las pistolas y las rosas. Es uno de los discos que siempre llevo en el coche, que no me cansa, que provoca que mi sangre hierva y apriete los dientes y diga, joder que mal día pero que cojonuda es esta canción, mañana será otro día, a ver quién hay por la calle.

Sí damas y caballeros, semejante tipo me anima cada vez que escucho sus maullidos y los riffs del tío del pelo afro, el jodido Slash. Rompieron con todo y salvaron el Rock.


El rock parece morir en cada videoclip de la Mtv y el precio de la mierda sube como el del petróleo. Justin Biebers vomitivos, grupos de niñatos opositando para ser juguetes rotos, críos más preocupados por su flequillo que por las personas a su alrededor, indies que van de alternativos sin parar de decir que  tal grupo molaba más antes (cuando no los conocía ni ellos) pijas abrazadas en las esquinas oscuras a tipos de pelo largo y camiseta negra (¡sin marca tía, sin marca!) pero que a ellas les hacen explotar sus clítoris de placer. En eso el rock siempre ha sido marca de la casa.

El rock se pierde y renace en redes sociales cuyos enlaces siempre guardan sorpresas con mil “Me gusta” nadando por la red, los videoclips de Iron Maiden son los más vistos, Elvis vive y canta más que nadie en Youtube; Janis sigue poniendo pelos de punta y manteniendo su estatus como la diosa blanca del blues, Dio crece en cada click, grupos desaparecidos sonreirán cuando los recuerdan constantemente en los muros del Facebook, clásicos que retumban en los altavoces de tu pc, himnos que elevan tu portátil, canciones imborrables que iluminan móviles.

Por desgracia sigue existiendo en la radio los 40 subnormales y en la tele publicitan cualquier artista que no lleve vaqueros y melena que no sea de peluquería. Pero es como la vida misma, nadie te escribe cartas de amor, ni anillos de boda, no te haces selfies de lo majo que eres, ni vas al bar más famoso del lugar para ligar, pero ellas saben donde está el rock, y acuden sedientas y benditas.


Rara fauna en las calles, a veces demasiado normal, otras enquistada en la patochada de aparentar. Genuinos personajes alegran mi estancia, pero ellos se esconden de la burocracia de pedir un cubata y esperan con un vino mientras leen en su móvil a Valente. Hay gente que brilla sin necesidad de pasar por filtros del Photoshop, que le da igual ir a la moda o salir con los vaqueros más viejos que tienen porque acaban de salir de trabajar. Hay autenticidad escondida detrás de vidrios sucios, de barras aletargadas en el tiempo, bajo los rayos del sol y a la luz de la luna, haciendo lo que más les apetece.

Esa gente auténtica suele ser incomprendida por las mayorías, esas mayorías que votan a la derecha más rancia pensando que hacen un bien a su país, o esas mayorías que no saben ni les importa quien fue Machado, pero lo saben todo del tedio repulsivo llamado gran Hermano, o de esa bazofia inmunda que es Mujeres hombres y viceversa. Llaman locos o freakis, a esas personas sensibles que caminan a contracorriente, que no se dejan arrastrar por modas, que ven películas “raras”. Estúpidos que se sorprende al saber que no todas las películas se hacen en Hollywood, que son capaces de hacerse un selfie en la playa aunque estén retirando los cuerpos de inmigrantes ahogados. Seres inmundos e ignorantes que se tatúan lo mismo que su futbolista favorito. Porque si lo lleva él, seguro que es lo mejor.

Y luego están los que etiquetan… ¿por qué esa necesidad de tratar siempre de meterte en un grupo, de clasificar, excluirte o introducirte en un "selecto" club? Prejuicios que caminan de la mano de los ignorantes. Pijo, hippie, heavy, indie, ¿por qué elegir si prevalece la persona por encima de disfraces y ademanes sociales, por qué convertir un hobbie en un estigma, por qué esa manía de etiquetar?

Porquería. A los etiquetadores los pondría en ese grupo, “porquería”, vuestro sitio, el contenedor.

Cierto es que a veces lo hacemos inconscientemente, sin maldad ni interés oculto pero es una fea costumbre que deberíamos erradicar de una vez. 


Pistolas y rosas, caricias y peleas, relaciones imposibles que se enquistan cuando crees en el amor verdadero e imposible. Hombres que hacemos daño como pistolas cuando queremos amar y regar vidas de rosas.  Hípster analfabetos, reinventando lo que ya está inventado. Niños de papa que viajan al fin del mundo pero que no conocen su ciudad más allá de su cómodo barrio. Vaginas Lacoste que buscan un marido con dinero y tranquilidad para follar con su amante los domingos y contarle que se siente sola. Pollas de barro que solo quieren alguien a su lado con quien echar polvos de un minuto, que les laven los pantalones y decir que son felices.

Los conozco a todos y alguno demasiado bien, puede que yo peque de alguno de estos humanos pecados, o lo haya hecho alguna vez, pero escapé por el agujero de ozono. Ni soy mejor ni peor, solo busco lo imposible cuando despierto solitario. En mi cuerpo hay algas y sueño que son sus bragas. Tan lejos y tan clara, su visión se apaga volviendo en la madrugada.

La fauna se mueve mustia de originalidad, destellos en la urbe que alegran corazones y la ola volverá a traer algas aunque yo ya no esté. 
       
“La vida es una porquería, pero de una forma maravillosa” AXL ROSE