Una amiga me dijo una vez que no volviera a esos sitios
donde una vez fui muy feliz. Entonces no lo entendí, incluso le llevé la
contraria, pero después de comprobarlo, de sentir esa sensación amarga y dolorosa de un
recuerdo nostálgico que te lanza un directo al estómago, debo reconocer que
tenía razón. Para qué volver.
Esta amiga se perdió en la niebla y como vino se fue, sin
saber por qué, sin dar explicaciones desapareció de mi vida. Aún hoy me
pregunto que hice para perder su amistad, pero la edad te va curtiendo y cada
vez te importa menos. La coraza cada vez se va volviendo más dura y áspera. El
metacrilato transparente se vuelve madera y poco a poco, decepción tras
decepción, esa madera noble, curtida con el cuero de las risas, amores,
desamores y sueños rotos se trasmuta lenta pero inexorablemente en frío acero.
Acero que el tiempo endurece con cada vendaval huracanado.
En el espasmo de un orgasmo nos damos cuenta del fracaso y
del triunfo, de lo importante y de lo banal. La edad te enseña la importancia
de las cosas, poder ver el polvo que cubre las apariencias, vislumbrar los
disfraces y caretas. Volverás a caer, y a levantarte pero cada vez más seguro
de los que estás haciendo, cada vez más selecto. Tu tiempo es oro y tu corazón
acero que protegerá indómito solo a quien se lo gane. Habrás sorpresas agradables
y cada vez menos desilusiones porque el acero te protege de la intemperie
asesina.
De acero soy de la
cabeza a los pies
y el cielo es sólo un trozo de mi piel
de carne y hueso para ti
de carne y hueso sólo para ti.
Y no me escondo casi nunca detrás de un cristal
y no me corto cuando quiero volar
abre las alas junto a mí.
Que no nos queda tiempo no nos podemos parar
que somos como el viento quién sabe dónde irá
abre los ojos que te quiero ver
abre las piernas que te quiero amar.
Cada vez que te vas doy la vuelta a todo de una patá
cada vez quiero más, no me digas que soy un animal.
¿Dónde estás? ¿Quién es quién? si tú no vuelves ¿dónde va a florecer?
y el cielo es sólo un trozo de mi piel
de carne y hueso para ti
de carne y hueso sólo para ti.
Y no me escondo casi nunca detrás de un cristal
y no me corto cuando quiero volar
abre las alas junto a mí.
Que no nos queda tiempo no nos podemos parar
que somos como el viento quién sabe dónde irá
abre los ojos que te quiero ver
abre las piernas que te quiero amar.
Cada vez que te vas doy la vuelta a todo de una patá
cada vez quiero más, no me digas que soy un animal.
¿Dónde estás? ¿Quién es quién? si tú no vuelves ¿dónde va a florecer?
EXTREMODURO