jueves, 9 de enero de 2014

Buena política para vivir bien (Cuidado con los lobos)



Corren tiempos convulsos para la política, son tiempos pues, muy difíciles para vivir; sí, para vivir. Aunque muchos no lo aprecien, la verdad es que cuando la política va mal, nuestra vida camina bastante peor, y eso es así porque no se pueden desligar. Si hay buenos políticos, honrados, trabajadores, con ganas de ayudar a los demás, comprometidos y con nobles ideales, se refleja en el día a día del ciudadano, en la sociedad, en tu vida en definitiva. Y hoy, la vida está muy jodida, tanto como el futuro de muchos gobernantes que lucen cochazo y una exasperante cuenta corriente. No me molesta que ganen mucho dinero, ni que ostenten un vehículo de gama alta, lo que me produce arcadas, repulsión y una rabia terrible es como exigen recortes, como nos aprietan el cinturón cuando ellos son incapaces de realizar el mínimo esfuerzo por reducir su ya desproporcionado gasto público. Pero no acaba aquí la travesía, no… además de no saber atajar una crisis sin que la paguemos el pueblo, en su totalidad, nos recortan DERECHOS; lo que jamás hubiéramos esperado, incluso de un gobierno de derechas que se está aproximando peligrosamente a la extrema derecha, y es que cuando los corderos tienen mayoría absoluta dejan entrever su auténtica piel, la de animales que aúllan a la luz de la luna descorchando champán porque a otros le va mal, levantando el brazo derecho en alto y riéndose de ti y de mí, que somos, según ellos, los que debemos estar ABAJO.

Hay muchos ejemplos de esta política antidemocrática, la ley del silencio (no puedes escribir o hablar mal de tus gobernantes, ni colgar pancartas con mensajes negativos porque eso es atacar a tu país,…) la ley del aborto (esto lo que les importa a estos gobernantes la mujer: nada. Limitan su poder de decisión y lo que es peor, lo declaran ilegal), quieren imponer la religión como asignatura obligatoria, eliminan la ley de la dependencia, la brutal disminución de las becas, la supresión de la sanidad para los inmigrantes, la nueva ley de manifestación, o dejar sin tarjeta sanitaria a quien trabaje fuera de España sin cotizar durante más de 3 meses (y eso que son ellos los que aluden que no es malo salir fuera de tu país a buscarte la vida, ehem…) han prohibido acampar en la puerta del Sol o en las setas de Sevilla, tampoco podemos instalar mesas de recogidas de firmas, ni grabar actuaciones policiales pues deben quedar en la más estricta intimidad aunque éstas tengan lugar en la calle o actos públicos, no podemos acompañar a las víctimas de un desahucio…

No es un debate entre izquierda o derecha sino entre democracia o autoritarismo.

Nos han mentido en la cara, sin ningún tipo de rubor o arrepentimiento. Seguramente habrá gente afines a ellos que no están de acuerdo con tales medidas, incluso dentro de su partido habrá quien se haya echado las manos a la cabeza, quien mirará al suelo avergonzado. Y eso que no he mencionado la palabra que puede tambalear la torre del poder, Bárcenas.

Insisto, a pesar de la corrupción, que la hay y mucho, en diferentes partidos (aunque con medidas disciplinarias muy diferentes) y de los gobernantes  y sus reformas poco acertadas e injustas en muchos casos, la política es la herramienta, la única, capaz de solucionar este estado herrumbroso en lo económico y moral. Todavía tengo fe en los hombres y mujeres de este país que tantos talentos ha parido. Quizás la solución para que esta situación no se repita se encuentre en la educación, lo creo firmemente. Un país con una buena base siempre tendrá un futuro alentador, con las mismas oportunidades para todos; quizás por eso este gobierno trate de minarla y acabar con ella, con la educación del pueblo. Así los lobos con piel de borrego entrarán más fácil en el corral.

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