lunes, 18 de febrero de 2013

INSOMNIO



El insomnio es un gran hijo de puta. Te roba las horas necesarias de descanso, el culpable de tus ojeras, de tu mal carácter por las mañanas, de no poder parar de pensar en ella, de maldecir en la madrugada golpeando la almohada.
Pareces un vampiro viviendo en la noche, ya no duermes, ni siquiera lo intentas, abandonas tu cama para abrazar la noche desnuda. Paseos en coche, bares que te reservan el mejor sitio cerca de la barra. Largas horas de lectura, infinidad de películas, pero nada. Durante el día te mueres de sueño pero al caer la noche… pam! Tus ojos se abren como platos. Resoplas, te mueves de un lado para otro, cuentas ovejitas o cabezas de políticos y banqueros, infusiones relajantes, pero nada de nada. Imposible dormir sin su calor, sin escuchar su respiración. Cavilando que habrá hecho hoy, dónde habrá estado, cómo se sentirá, preguntándose si es feliz sin él.
Llega la mañana y comienza un nuevo día, los problemas que parecían monstruos bicéfalos apenas parecen, a la luz del sol, unos insectos insignificantes. La claridad de ideas te hace sonreír aunque tu cuerpo y mente estén cansados por la falta de sueño. Pero al menos, así no tienes pesadillas. Dejas tu casa para tratar de ser productivo, y desde la ventana de tu hogar vacío te saluda una sombra maliciosa, es el cabrón del insomnio, que agazapado te espera a tu vuelta para joderte. Se meterá en tu cabeza hablándote de ella, de tu futuro, hará temblar la casa, quizás te engulla con las paredes, escupirá su veneno en las sábanas para impedirte llegar al mundo onírico. Una pesadilla real, que repite sesión noche tras noche. En la oscuridad gritas impotente a la sombra que está en la esquina del techo, le gritas que se vaya, pero solo sonríe. Ella se ha ido y esta cosa ocupa ahora su lugar, sobrevive sin volverte loco, te dices a ti mismo. Acostúmbrate a ello, o muere poco a poco.

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