Cuando la luna brilla yo muero entre cuatro paredes, por eso
salgo a saludarla y maldecirla, una noche tras noche y siempre tan fresca, me
recuerdas tanto a ella…
Espuma de cerveza, barras de madera, la Creedence sonando de
fondo, una sonrisa, el abrazo en forma de saludo de un amigo, chupito de
tequila, medias de seda, mirada turbia, charla que te da más sed, colegueo con
el camarero, juegos de despiste, el pesado de turno dando la brasa, caricias
furtivas, bromas y frases conocidas, carcajadas grupales, un secreto contado a
través de la piel, el chasquido del último trocito de hielo, perfume nuevo, bailes
culpables, brindis, otra ronda, y la noche va muriendo… Ejercicio vespertino,
viajes de placer, licor barato, ella se muerde los labios, tú no puedes parar
de mirarla. Otro trago, besos de amigos que se marchan, ¿dónde vamos?, peticiones de canciones…
Me detengo un segundo para tomar aire y
vuelvo a la carga sin dudarlo, vuelvo a la calle, a cazar sonrisas bajo la luz
de la luna.
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